martes, 5 de agosto de 2014

Miedos





Miedo es una palabra común, de uso cotidiano, que la decimos pero dífícilmente paramos para pensar realmente lo que significa en toda su amplitud. Solo le encontramos su verdadero significado cuando el miedo es nuestro o de alguien próximo que lo sufre.

Miedo tenemos todos en muchos momentos de nuestra vida, nos acompañan es diferentes etapas de 
crecimiento. 

Cuando somos pequeños el miedo es una necesidad de supervivencia y mucho más real, intenso. ¿Quién no 
se acuerda de las pesadillas de infancia y sus terrores?.

En la adolescencia continúan ahí, pero transformados en otros personajes,
miedos a los cambios de todo
tipo. Así vamos por la vida que los miedos nos dejan recorrer, en las diferentes etapas de crecimiento y maduración. A veces nos lamentamos de las cosas que no hicimos por miedo o al contrario de las que hicimos por miedo.

 Los miedos pueden ser provocados por muchas cosas y cada persona reacciona a su manera. Cada ser es único y únicas también son sus impresiones, pensamientos, emociones y cómo lo guarda en la memoria, todo esto de cierta forma es su visión personal de su percepción de la realidad.

Vivimos diferentes tipos de miedos, algunos nos aterrorizan más que otros, esos son incontrolables, aunque encontremos millones de razones racionales para neutralizarlo, en realidad lo alimentamos cuanto más nos enfocamos en él. Entonces sentimos que no tenemos cómo salir de este círculo de miedo, que es una prisión y alimentamos nuevamente con toda esta energía, cada vez los vivimos más internamente hasta que nos  paralizan, nos condicionan, nos duelen, nos hacen sufrir y nos enferman.

Existen millones de razones irracionales de nuestros miedos, todos como verdades grabadas en nuestra conciencia, hablándonos constantemente, transformando pensamientos en emociones y sentimientos que nos limitan y condicionan.

El miedo nos pone en resonancia energética con aquello que más tememos, así terminamos realizando nuestras peores profecías y seguimos en la rueda.Generalmente nos condicionan a pensar que el antagónico de amor es el odio, pero hoy sé que es el miedo. Es el miedo que nos condiciona a no entregarnos con el corazón, no vivir con el corazón.


Estas experiencias emocionalmente son muy marcantes, dejan huellas. Cada persona desarrolla sus respuestas y condicionamientos a estas situaciones. Lo puedes olvidar hasta que irrumpe en tu presente, o puedes jamás olvidarlo, lo puedes esconder como el mayor de tus secretos y carcomerte interiormente, te puede dejar marcado para siempre, traumatizado pero también puedes superarlo, renacer más fuerte y consciente. No pierdas tiempo busca tu camino de armonía y bienestar, tú eliges.


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