¿Ya paraste un instante para sentir la vida fluir? Simplemente fluir, sentir la brisa, escuchar los sonidos, degustar, olfatear, vibrar la vida en todos tus poros, dejar que ella te mueva a su ritmo. ¿Te detuviste un segundo para sentir tu respiración entrando y saliendo? ¿Dejaste tus pensamientos fluir naturalmente sin apegarte a ellos? Si tuviste cierta conciencia, también te acordarás de la sensación de paz que te inundó. Si en algún momento hiciste esto, estabas meditando. En principio es así de sencillo y complicado a la vez.
No necesitas ser yogui o gurú, ni fanático, ni pertenecer a ningún grupo exclusivo para poder meditar un poquito todos los días y poder beneficiarte de sus bondades.
“Personas que tienen espiritualidad se adhieren mejor al tratamiento, toman sus medicamentos con regularidad, llevan mejor su dieta. Pero, ¿eso quiere decir religión? No, espiritualidad la defino como la búsqueda del sentido de la vida” - dice el Dr. Roque Salvioli, cardiólogo coordinador de la investigación del Instituto del Corazón, Sao Paulo, Brasil, uno de los hospitales más avanzados de América Latina en la investigación y tratamiento de las enfermedades del corazón.
¿Será que la falta de espiritualidad tiene algo que ver con las enfermedades del corazón? Esa es la pregunta que se hicieron el Dr. Roque Savioli y su equipo, en un estudio piloto inicial sobre pacientes de edad avanzada y la influencia del optimismo y la fe en el tratamiento y acompañamiento de diferentes enfermedades cardíacas.
En la investigación usaron el Reiki como terapia complementaria.
¿Por qué el Reiki? Fácil, por su simplicidad y eficacia. El Reiki canaliza energía a disposición en el universo, Rei.: universo, Ki: energía universal. Actúa en todos los cuerpos energéticos trayendo paz interior y relajación. En principio lo que querían estudiar los cardiólogos del equipo del Incor era el efecto del optimismo, de la fe y la espiritualidad en el acompañamiento de varias enfermedades cardíacas. Lo interesante de la investigación es que se centra en parámetros de sentido común como: adhesión al tratamiento, niveles de estrés, niveles de bienestar y calidad de vida. Los resultados presentados son muy buenos, económicamente muy barato de implementar y con una relación coste - beneficio inmejorable.
Por otro lado también se desarrolla en la Universidad Federal de Sao Paulo una investigación específica sobre el uso del Reiki en pacientes con ansiedad y estrés con más de 50 años. Los resultados también fueron muy buenos, tan buenos que los pacientes continúan usado el Reiki por el bienestar general que obtienen y sin los efectos secundarios de los medicamentos que tomaban. En el caso de enfermedades crónicas aumentó la calidad de vida del paciente, la adhesión al tratamiento, bajaron los niveles de estrés y con ello mejoraron sus marcadores fisiológicos. La ciencia empieza a comprender que somos mucho más que un conjunto biológico, somos materia, energía, espíritu y mucho más.
Las terapias complementarias energéticas aumentan positivamente los efectos de los tratamientos médicos, reduce los tiempos de convalecencia y la cantidad de medicación. Esto es una pequeña muestra de la variedad de usos de las terapias complementarias energéticas y del gran beneficio que puedes obtener en tu calidad de vida y bienestar.
Parece que pasamos la vida caminando por todo
tipo de caminos. Algunos predeterminados, otros, pura improvisación. Hay
caminos que nos hacen daño y otros curan, algunos no debíamos seguirlos, porque
sabemos en nuestro interior que no nos sirven, no son nuestros, pero siempre
nos enseñan algo.
Caminos largos, caminos
cortos, caminos difíciles, caminos fáciles, caminos necesarios. ¿Cómo caminamos estos
caminos, con que consciencia hacemos sus recorridos?
Los miedos hacen parte
del camino y del caminante, empieza como miedo a lo desconocido. Luego se van
derivando por los caminos que ya hemos caminado y conocido, que dentro nuestro
se confunden con estos nuevos, pensamos que son los mismos, actuamos en
automático, pero el paisaje no es igual, cada camino es único.